viernes, 9 de marzo de 2012

"Diario del hombre pálido" Juan Gracia Armendáriz


Es un texto autobiográfico en el cual, el autor es el verdadero protagonista, su dura experiencia como enfermo renal trasciende a obra literaria. Es un auténtico tratado de empatía que cautiva por la cálida naturalidad con que va mostrando situaciones extremas y a la vez cotidianas.

Literatura + Enfermedad = Literatura, dice Roberto Bolaño, en una cita que recoge el propio Juan Gracia Armendáriz, que escribe este diario personal sin caer en la autocomplacencia, sin dar por sentado que la enfermedad, es por si, algo malo. A lo largo del diario, Gracia va diseminando una guía literaria de grandes nombres de la literatura universal que han tratado el tema de la enfermedad: Thomas Mann, Tolstoi, Philippe Roth, y aquí tenemos a Francisco Umbral o Gil de Biedma.

Especialmente conmovedora resulta la relación autor-paciente con sus compañeros de hemodialidis, con quienes distrae la soledad. Al otro lado del arco sanitario se encuentra el gremio médico al que el autor evalúa con resultado desigual, esto lo podemos ver en estos fragmentos:
"le colocan una mascarilla como si fuera un bozal o le presionan un apósito sobre la herida producida por las agujas para que la sangre coagule, como si taponaran una vía de agua. Son actos mecánicos, ausentes de afecto(...) Un veterinario trata con infinita delicadeza a un gato. Quizá el personal sanitario de esta unidad debería pasar una temporada en la consulta de un veterinario, acariciando perros tuertos, amasando gatos hemofílicos, por ver si de este modo recuperan un poco de temperatura humana(...)"
"A mí no me hace falta creer en los ángeles. Los conozco personalmente y sé cuál es su sexo. Todos son mujeres. Se llaman Raquel, Edurne, Pili, Ana, Begoña(...) Mujeres que han hecho de su vocación de enfermeras un acto de alegría permanente, de receptividad y afecto(...)"

El autor nos explica que lo único no real de todo el diario es la "Clínica Golden Angel" (California). Confesó que era su manera de ajustar alguna cuenta pendiente:
"En esta clínica el médico debe ser sometido a los mismos tratamientos que él administra a sus pacientes(...), siempre que el médico acepte sin titubear la misión divina que exige el sacrificio de su propia salud. La finalidad de esta practica es la empatía con el enfermo, así el médico podrá comprender al paciente i en consecuencia podrá hallar el tratamiento más adecuado."

Juan Gracia Armendáriz hace uso de un reconfortante sentido del humor para conjurar el drama. Destacamos el pasaje en el que analiza las distintas coloraciones de la orina del enfermo renal haciendo uso del argot exquisito de los enólogos:
"Después de tantos años llenando recipientes viajeros, estoy capacitado para escribir una cata de orina que podría comenzar del siguiente modo: Micción de veinticuatro horas de iridiscencias tornasoladas y sugerencias de hojas secas, con una densa tonalidad dorada, de miel de brezo, cromatismo de sugestión otoñal, de frutos secos, con un elegante tono ambarino que se torna más fuerte al ser observado a contraluz, sin alcanzar el oscuro tono del brandy(...)"

Dicen que cuando un libro te ha gustado te lo haces tuyo, o cuando, una historia la sientes tuya es cuando un libro te ha gustado, esto me ocurre con el diario. Recuerdo a una persona, en especial, muy valiente que tenia muchas ganas de vivir y que lucho hasta el final:
"La gente sana cree que hay vidas que no merecen ser vividas. No saben qué equivocados están. Un hombre sin piernas,(...) atado a una máquina de depuración renal, con un corazón artificial latiendo en su pecho,(...) al que transportan como un muñeco, desea hablar, desea sonreír, a veces bromea, incluso. En su mirada no hay súplica, ni tristeza, es un estadio más de todo eso(...) Ese hombre ama la vida con toda la plenitud de sus carencias físicas(...)"

Juan Gracia Armendáriz nos dice: "Termino el diario de forma abierta, luminosa y esperanzadora."
"El tren reduce la velocidad. Me desdoblo cuando pongo el pie en el andén de la estación. Hace frío. La luz de cuarzo helado es una bendición en el esmalte del cielo. Cerca de mi casa hay un pequeño comercio, cuyo nombre puede leerse en el toldo que cubre su fachada: EL SOL SALE PARA TODOS. Y es verdad. He llegado."

4 comentarios:

  1. "Creo en el poder terapéutico de la literatura. Me ayuda a comprender lo que me sucede", dice Juan Gracia en una entrevista a 'La Razón'. Con el citado libro nos demuestra que la literatura tiene un poder de curación para el escritor, tocado por la enfermedad, y para el lector paciente o potencial paciente que, en definitiva, somos todos, pues la enfermedad y la muerte, son damas que nunca fallan a sus citas. A parte de que es una obra muy bien escrita, hay una mirada compasiva hacia la frágil condición humana que a mí me agrada especialmente como bien se señala en el cuarto párrafo citado más arriba. Utiliza el sentido del humor para desdramatizar una situación díficil y dura como es la de enfrentarse al dolor físico, a la incapacidad que produce y a la debilidad emocional que comporta. No se engaña a cerca de su enfermedad, pero tampoco se recrea morbosamente en ella. Al final del libro, él, que todavía no había recibido su segundo trasplante que recibió con éxito en abril de 2011, acaba con ese esperanzador "el sol sale para todos".

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  2. Juan Gracia Armendáriz nos dice:"Yo creo que este libro es un libro positivo" y es verdad porque en él hay esperanza, también hay humor. Me gustaría compararlo con el "De vidas ajenas" de Emmanuel Carrère porque en él también se trata el tema de la enfermedad a parte de otras desgracias y muertes, pero a diferencia del diario, en "De vidas ajenas" no hay esperanza ni humor. Al igual que el diario es autobiográfico y de no ficción, Emmanuel Carrère nos dice que gracias al hecho de vivir estos acontecimientos tan desgarradores le cambio su manera de ver la vida, mejoro como persona y su forma de hacer las cosas. A diferencia de Gracia Armendáriz que es, el que sufre la enfermedad en primera persona, Emmanuel Carrère la aborda desde el punto de vista del observador. Carrère nos dice: "De vidas ajenas sólo habla de las desgracias ordinarias, o sea de la muerte de personas cercanas, de separaciones o de enfermedades. Sin ellas no se puede vivir."

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  3. Les persones especials les trobem amagades en els llibres que ens agraden, i encara que passin els anys segueixen acompanyant-nos en aquest camí que es viure. Persones que ens han ensenyat, mentre patien una malaltia, valors com la dignitat, l'amabilitat, l'agraïment, l'adaptació al canvi, el plaer de les petites coses. Persones que han demostrat que no es necessari tenir salut per saber viure, que no fan falta les cames per caminar, que amb un cor malalt es pot estimar. Exemple que hem viscut, que enyorem, que ara voldríem haver viscut més intensament, per poder utilitzar avui tot aquest saber, aquesta experiència, per triar el camí que hem de viure. Gràcies per recordar-lo!

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  4. No me resisto a escribiros este escrito de mi hermano que a mí me ha encantado.
    Escribo versos al amanecer y salpico de rocío el nuevo día. Compongo melodías donde las palabras bailan y los silencios se oyen. Mis poemas animan al trasnochador, despiertan al que bosteza y entretienen al insomne. Son mis poemas un canto a la vida, un lugar de encuentro, remanso de paz, el patio donde afloran buenos sentimientos.

    Presento mi currículo como gesto social, como puente entre la armonía y la dicha, como vía hacia un mundo mejor. Mi currículo es flexible, se adapta a los cambios de tiempo, a las lágrimas y los deseos, a la lluvia y a la sequedad de ánimo. El viento que acompaña mis palabras es amigo del soleado desierto y hermano de la primavera. Escribo cerca del desamparado y albergo en mi lírica a los desahuciados, a los enamorados, a los insatisfechos y los ya saciados.

    Me licencié en callejuelas del olvido y mi doctorado suena a las partituras de los mejores recuerdos. Mis masters son compendio de metáforas y hojas caídas, de guitarras cerca del sofá, de chimeneas en la madrugada.

    Ofrezco calor a frases perdidas y gestos inconexos. Cobijo a descarriados fonemas. Doy sonoridad a voces distantes, sintaxis al amor mal conjugado.

    Vendo poemas en ramos de libertad. Colgantes de esperanza a la insatisfacción. En mi fuente poética siempre quedará un sorbo de cristalina amistad.

    Si quieres sumergirte en la poética del deseo, si deseas que las musas te amparen, si reposas en mis palabras, búscame, acércate al susurro de esta melodía que se escucha bajo las hojas, en el cauce de riachuelos silvestres, cerca de tu corazón.
    Soy Francisca.

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